Leer texto en color blanco

Loyola Guzmán

La compañera de Ernesto Guevara en la guerrilla boliviana, es entrevistada por Luis Bruschtein, y la nota aparece en el diario argentino Página/12 el 6 de diciembre de 1999.

Han pasado más de 30 años desde la muerte del Che Guevara en Bolivia y su vida se acerca a la leyenda. Su imagen ha sido tomada como una de las preferidas por las distintas generaciones de jóvenes en todos estos años. Las historias y anécdotas de su vida se cuentan y reproducen en más de 20 biografías y numerosas películas, pero pocas veces se tiene acceso a quienes fueron protagonistas cercanos de esa gesta.

Loyola Guzmán tenía 24 años cuando decidió separarse del Partido Comunista de Bolivia para sumarse al Ejército de Liberación Nacional (ELN) que comenzaba a organizar Guevara en el monte boliviano. Su responsabilidad fue organizar una red urbana, el punto más frágil de la estrategia guevarista en Bolivia, a causa de la deserción del PC. “El Che le daba mucha importancia a la vinculación con otros sectores, con los obreros y los campesinos - enfatiza Loyola -, él no creía que un puñado de hombres podía hacer todo”.

En algunas de esas biografías se lo describe al Che en Bolivia, como un hombre desilusionado y derrotado por las luchas internas de la Revolución Cubana. En esa línea de pensamiento, algunos aseguran que en Bolivia el Che fue a buscar la muerte. Loyola Guzmán lo vio en Ñancahuazú y sonríe cuando se le hace esta pregunta. “El que afirma eso no conoce la personalidad del Che - sostiene -, era un hombre totalmente convencido de lo que pensaba”.

También se discute la relación del Che con su país natal, Argentina. Loyola recuerda que, en las largas charlas que mantuvo con el jefe guerrillero en Ñancahuazú, él le dijo en más de una oportunidad que su objetivo era la revolución en Argentina.

Para quienes lo acompañaron en la campaña boliviana era muy claro que la estrategia del Che tenía una dimensión continental, al igual que las de San Martín y Bolívar. En la selva boliviana debían gestarse las columnas que marcharían luego a los países vecinos. Loyola explica así la zona donde finalmente se implantó el grupo del Che en Ñancahuazú.

                                                                         ( L.B.)

********************

Loyola Guzmán tenía 24 años y vivía en Oruro cuando se sumó, junto con Coco e Inti Peredo, a la guerrilla del Che Guevara en Bolivia. Se reunió con el legendario guerrillero en la selva y le dieron la responsabilidad de participar en la organización de la red urbana del Ejército de Liberación Nacional (ELN). “El Che me dijo que su meta era la Argentina”, recuerda Loyola de su conversación con Guevara en Ñancahuazú. Estuvo presa en dos oportunidades y luego vivió en el exilio. Actualmente es miembro activa de la Asociación de Familiares de Detenidos-Desaparecidos y Mártires por la Liberación Nacional de Bolivia y estuvo recientemente en Argentina durante el 15 Congreso de la Federación Latinoamericana de Familiares de Detenidos Desaparecidos por Razones Políticas (Fedefam).

- Nací en una provincia del departamento de La Paz en Bolivia, pero me crié y eduqué en la ciudad de Oruro, que tuvo un momento de auge porque estaba rodeada de minas durante la explotación del estaño. Fue un centro muy importante, con mucha actividad política. Todos estos elementos influyeron para que mucha juventud, desde casi niños, comenzara a tomar una actitud de conciencia frente a la realidad de nuestro país.

-¿Cómo se fue introduciendo en la actividad política, en la militancia?

- Fue prácticamente en el colegio. El ambiente en la ciudad de Oruro era muy politizado; la gente siempre estaba discutiendo los problemas políticos del país y eso influía en los jóvenes. Empezamos a militar en la Juventud Comunista, digo empezamos porque éramos un grupo de diez o doce personas, a partir de los doce años. Eramos muy chicos.

- Era una época de muchos golpes militares en Bolivia…

- Bueno, todavía no, estábamos en el 60, se estaba viviendo todavía la etapa de la revolución del 9 de abril del 52, que hizo bastantes cambios en el país, la nacionalización de las minas, el voto universal, la reforma agraria y una reforma educativa muy importante, fueron los cuatro pilares de esa revolución que transformó al país. Pero mucha gente no estaba de acuerdo adentro y afuera del país y esas presiones hicieron que el proceso se fuera desvirtuando hasta que en 1964 se produjo el primer golpe contra el presidente Paz Estenssoro. Así comienzan 18 años de golpes de Estado.

-¿Cómo se vinculó al proyecto del Che Guevara?

- Fue a partir de mi militancia en la Juventud Comunista. Los hermanos Coco e Inti Peredo eran militantes del partido en La Paz y nosotros éramos militantes de la Juventud con otros compañeros que cayeron en Ñancahuazú en la guerrilla dirigida por el Che. Había toda una influencia de la Revolución Cubana, de la guerra de Vietnam, era todo un ambiente internacional ligado a lo nacional que hacía que por lo menos un grupo tanto del partido como de la Juventud considerara que el camino para producir un cambio en nuestro país era la lucha armada por la guerrilla rural. Por eso es que cuando el Che llega a Bolivia y lo plantea, y Monge, que era el secretario general del partido, le niega el apoyo, nosotros nos desligamos del partido y decidimos apoyar al Che independientemente de las organizaciones.

-¿Ya sabía en ese momento que el Che estaba en Bolivia?

- Bueno, el Che llegó a Bolivia en noviembre del 66. Yo supe que estaba en enero del 67, cuando fui a la zona de Ñancahuazú. Yo no sabía que era Ñancahuazú. Teníamos primero una cita en Camiri, allí sí sabía dónde estaba, pero allí nos recogió Coco Peredo y nos llevó a un lugar que nosotros ignorábamos cómo se llamaba y cómo se podía ir. No era el campamento central, era un campamento intermedio de la guerrilla. Yo tenía 24 años.

- Tuvo oportunidad allí de hablar con él, de conocerlo?

- Justamente el Che nos había convocado junto con el grupo de un dirigente minero, Moisés Guevara, que se había separado del Partido Maoísta que dirigía en ese entonces Oscar Zamora Medina Celli, que hasta hace poco ha sido prefecto de Tarija y ahora es candidato a la alcaidía de Tarija también, por un frente revolucionario de izquierda, al que sólo le queda el nombre de izquierda, porque él ha candidateado incluso a la vicepresidencia junto con Banzer. Dicen que con la globalización vino el fin de las ideologías, que no hay más utopías, que debemos cambiar, en fin…Moisés Guevara se separó de ese grupo, porque Zamora había asegurado que lanzaría la lucha armada y después vieron que sólo era pura palabra, entonces ese grupo dirigido por Moisés Guevara se separó. Ese día coincidimos en el campamento del Che.

 -¿Y cómo fue esa reunión?

- Llegamos por la noche, porque no se iba en el día. Y tuvimos que caminar bastante desde el lugar donde abandonamos los vehículos. Ellos también salieron del campamento central para encontrarnos en un punto intermedio. El Che se reunió con cada uno individualmente y después en conjunto para explicarnos cuál era el proyecto, cuáles eran las perspectivas.

-¿Y el Che se mostraba optimista con respecto de la guerrilla?

-¿El Che? Estaba totalmente convencido de que ése era el camino. El no creía que iba a ser una lucha corta, jamás habló de uno o dos años. Inclusive nos dijo que para el caso de Bolivia deberíamos esperar por lo menos unos quince años hasta que se concretara algo. El proyecto de él era venir a la Argentina. El no pensaba quedarse en Bolivia, para él su meta era Argentina. Nos lo dijo varias veces. porque su idea era establecer columnas que luego se dirigirían a liberar Perú, Brasil y Argentina.

- Hay algunas biografías que presentan al Che en Praga, antes de llegar a Bolivia, como deprimido y desilusionado…

- Personalmente no estoy de acuerdo con esas versiones y tuve la suerte de hablar con él. Su proyecto en el contexto en que nos desarrollábamos era totalmente válido. Habíamos tenido la experiencia de Cuba y su triunfo y luego en todo el continente surgieron luchas como las de Guatemala, Nicaragua o El Salvador. Lo de Vietnam era muy fuerte, muy importante. Claro que a veces, después de 20 o 30 años, se analiza con la mentalidad y el marco histórico actual y se hace abstracción de lo que pasaba en ese momento. El Che estaba seguro de que ése era el camino, tanto es así que él mismo se expuso, él se arriesgó porque creía en su propio proyecto, que no era a corto plazo, que significaba largos años de lucha porque implicaba un largo proceso en la toma de conciencia de sectores importantes de cada país. No es cierto que, como se dijo después, él pensara en un “foco”, como alguien que junta a 40 o 50 personas y serán los que van a hacer todo. eso no es cierto. El pensaba mucho, sí, en un núcleo que pudiera empezar, pero jamás pensó que podía hacerlo él solo o ese grupo solo, siempre insistió en la necesidad de ligarnos a otros sectores, porque eso fue lo que pasó en Cuba. Y en Bolivia, si se leen con atención las instrucciones que él da para formar la red urbana, señala la necesidad de organizarla en Potosí, Santa Cruz, Cochabamba, La Paz, que efectivamente estaban a muchos cientos de kilómetros de la zona donde él estaba, pero donde se hacían las movilizaciones políticas. Sí decía que un grupo empezaba, pero que si eso no iba acompañado por un movimiento de los pueblos, eso no iba a funcionar. El no pensaba que eran supermanes que iban a liberar América Latina, sino que insistía en la ligazón con el resto de los sectores, con los obreros y le daba muchísima importancia al campesinado.

-¿No tomó en cuenta las diferencias culturales entre el campesino boliviano con el cubano cuando empiezan las operaciones?

- Se dice que Ñancahuazú era una zona inhóspita, aislada, con poca población, es cierto. Pero estaba cerca de Camiri que era un centro petrolífero muy importante. Y además en la perspectiva de Argentina estaba en un lugar equidistante para Argentina, Bolivia y Brasil. El pensaba que la zona de operaciones iba a ser un poco más al norte y se dirige hacia Santa Cruz y Cochabamba, que era un centro agrícola sobre todo. ahí, en julio del mismo año, hay una masacre en las minas que se produce justamente porque los mineros habían empezado a manifestar su apoyo a la guerrilla. Incluso en una mina, en Guanuni, dieron como apoyo una mita o sea el salario de un día para apoyar a la guerrilla del Che. Entonces estaba empezando a movilizar a la gente, pero lo que pasa es que no es fácil organizar un aparato en la ciudad, que no lo teníamos, eso es cierto. Las operaciones comenzaron mucho más rápido de lo que se había previsto, se cortó la comunicación, no fue posible estructurar un aparato urbano que medianamente pudiera respaldar y ellos quedaron aislados. Al principio hablaban de dos mil  guerrilleros y en definitiva han sido 45 que aguantaron desde el 23 de marzo hasta el 8 de octubre, además separados, porque desgraciadamente se dividen la retaguardia de la vanguardia y el centro y entonces todos esos factores influyeron para la derrota.

-¿Y cuál era la responsabilidad que le había asignado el Che?

- Era trabajar en la ciudad. Teníamos que organizar el aparato urbano de la guerrilla, que no lo teníamos, éramos pocos. Siempre habíamos pensado que el partido podía haber sido un apoyo, porque estaba estructurado, tenía gente… cuando se produjo la ruptura, quedamos un grupo que teníamos que empezar a organizar todo, entonces era un proceso más largo, más difícil… Y fue uno de los factores que impidió que se prestara apoyo a la columna guerrillera en el monte.

-¿La sensación suya era que, si podía superar ese momento, la guerrilla del Che hubiera tenido mayor trascendencia?

- Yo creo que sí, si se hubiera podido mandar un apoyo, alguna otra gente que se incorporara, yo creo que sí. Vi al Che en ese momento en Ñancahuazú y me impresionó como un hombre totalmente convencido de lo que pensaba. Ya después no pude volver a verlo.

- Una de las cosas que se critica al proyecto del Che es que no hubo un análisis preciso del campesino boliviano…

- Es cierto que en 1952 había habido una reforma agraria, pero no se había resuelto, como no se resolvió hasta ahora, el tema de la tierra de los campesinos, no había mejorado su nivel de vida. Teóricamente no había la oferta de la tierra que fue un factor importante en Cuba, pero había otros elementos importantes. En Cochabamba, por ejemplo, un sector de compañeros campesinos que estaban con Moisés Guevara iba a enviar un contingente. En la teoría es muy fácil cuando tú dices yo voy a hacer la lucha armada, cuando es un tiempo que no se sabe cuándo, pero cuando se presenta y dices que estás de acuerdo y te dicen bueno, pero es mañana, entonces allí la gente empieza a ver sus propias limitaciones y muchos que parecían ardientes defensores de la lucha armada, cuando llegó el momento no estaban en condiciones. Hubo una cantidad de gente con la que se contó, que después no estuvo.

-¿Y su vida cómo fue después de la muerte del Che?

- Me tomaron prisionera en octubre del 67. En el 70 hubo otro intento del Ejército de Liberación Nacional que había fundado el Che, que quiso hacer algo en Teoponte. Allí había compañeros argentinos, chilenos, colombianos, un norteamericano, brasileños y lamentablemente esto fracasó y hubo más de 70 compañeros muertos. Al inicio de esa guerrilla, se hizo un canje de diez presos que éramos del ELN por dos ingenieros alemanes que habían tomado prisioneros. Salí en libertad, estuve en Chile y luego volví a ser apresada durante la dictadura del general Banzer. Estuve presa hasta octubre del 74 y luego con libertad vigilada hasta el fin de la dictadura en el 78. En el 80, cuando fue el golpe de Luis García Meza, tuve que salir al exilio. Estuve poco más de dos años y después volví al país.

-¿Y allí comenzó a trabajar con los familiares de detenidos-desaparecidos?

- Fue en el 78. En Bolivia el primer grupo de familiares se organizó en 1970. Las madres, hermanas y esposas de los guerrilleros de Teoponte se comenzaron a organizar para que les devuelvan los restos, para que se respetara la vida de los heridos y de los presos. Hicieron una huelga de hambre y lograron la devolución de algunos de ellos. Luego, con la dictadura de Banzer, un golpe de 17 días de un coronel Alberto Natush Bosch y el de García Meza, del 81 al 82, aumentaron los desaparecidos y los ejecutados. En el 82 volvimos a organizarnos y desde esa fecha trabajamos en la Asociación de Familiares de Detenidos-Desaparecidos y Mártires por la Liberación Nacional. Nosotros reivindicamos el hecho de que ellos luchaban por un cambio, por una revolución, destacamos la militancia política de los compañeros porque ellos cayeron por eso y los familiares no tenemos derecho a borrar su identidad…

-¿Eso los diferencia con otras organizaciones de familiares y de derechos humanos?

- Puede ser, pero desde el primer momento identificamos por su militancia a los compañeros y somos parte de la Federación Latinoamericana de Asociación de Familiares de Desaparecidos (Fedefam) que se organizó en el 81 y que ha celebrado su 15 congreso este mes en Mar del Plata. Las transiciones democráticas en América Latina han sido diferentes y en algunos países han sido muy condicionadas por los militares. En nuestro país, el primer logro fue la huelga de hambre de cuatro mujeres mineras, en diciembre del 77, en La Paz, y se logró que la dictadura de Banzer diera la amnistía general para los presos y exiliados y fue el comienzo para una apertura democrática entre comillas. García Meza tuvo apoyo directo de la dictadura argentina que inclusive mandó militares para asesorarlo. Las características de la represión en ese período tienen el sello de lo que hacía la dictadura aquí. Por lo menos se ha logrado que metan preso a García Meza con una condena de 30 años.

-¿Cuál fue el período de mayor represión?

- Del 71 al 78 con la dictadura de Banzer y con García Meza y lo de Natush, que aunque fueron pocos días, se centralizó en las zonas populares de la ciudad de La Paz. Hubo más de  200 heridos, más de 20 desaparecidos y cien muertos, en 16 días y concentrado en una zona. En total son 18 años de golpes y de una inestabilidad política con violaciones a los derechos humanos desde 1964 hasta 1982.

-¿Qué piensa usted de que uno de los dictadores emblemáticos de esa época como Banzer haya sido elegido presidente por el voto democrático?

- Por el sistema que rige en mi país, los bolivianos votamos, pero no elegimos. Se vota una vez en forma directa y, si nadie llega al porcentaje necesario, no hay segunda vuelta, sino que el Congreso instalado elige entre los dos más votados. En estas elecciones no hubo ningún partido con la mayoría. Banzer iba con una alianza. Era su partido más un candidato de Cochabamba, Reyes Villa, iba también con la democracia cristiana y dos partidos indigenistas. Esa alianza obtuvo el 22 por ciento. Los ganadores fueron los abstencionistas con el 28 por ciento. Aun así, el 22 por ciento lo obtuvo la alianza, no Banzer solo. El MNR sacó el 18 por ciento y Conciencia de Patria, el 17; otro partido, el 15 por ciento y así. El voto estaba muy distribuido. Después de dos gobiernos neoliberales del MNR, nadie lo quería otra vez. El candidato que quedaba era Banzer y, lamentablemente, se unieron moros y cristianos sin un plan coherente y votaron por Banzer en el Congreso. No fue elegido por el voto directo sino que fue la componenda que hicieron diputados y senadores.

-¿Ha vuelto a Camiri, a la zona de la guerrilla del Che?

- Sí, volví a ir a la zona de Ñancahuazú, a la zona del campamento, después de 26 años. Como familiares hemos impulsado la búsqueda de los compañeros de la guerrilla y hasta la fecha se han encontrado 25 restos, entre ellos están los del Che. Los familiares preferíamos en principio que todos se quedaran en Valle Grande, pero no ha sido posible y ahora están reunidos todos, bolivianos, peruanos y cubanos en Santa Clara en un mausoleo. Falta encontrar como unos catorce compañeros.

- En La Higuera le han hecho una estatua al Che. La gente que fue tan renuente al comienzo de la guerrilla ahora lo ha incorporado como uno de sus próceres…

- Está en La Higuera que es adonde lo llevaron detenido el 8, donde estuvo preso casi 24 horas y donde lo ejecutaron el 9 de octubre. La escuelita donde lo tuvieron detenido se convirtió en una posta sanitaria. Hay un monumento y ese pueblo y todas esas comarcas están ligadas a todo lo del Che. Es una mezcla de creencia religiosa, de fe, de todo, que es el pueblo que lo ha elaborado. Se incorporó a la vida de la zona. Yo creo que el Che nunca se creyó un ser superior, el Che era un hombre, un hombre convencido de sus ideas, con muchas virtudes como ser humano, pero un hombre de carne y hueso. Y yo creo que es importante que lo recordemos así, porque es un ejemplo de lo que puede llegar a ser un hombre o una mujer como cualquiera de nosotros.

En el lugar donde lo expusieron, en la lavandería, eso se mantiene intacto. Allí la gente, los jóvenes que van, hacen anotaciones. Había una que a mí me llamó la atención: “Che, sálvanos de que te conviertan en Dios…”