RAÚL CASTRO SEGÚN BAYO

 

“Yo conocía a un mozalbete casi barbilampiño, pero ¡cómo creció ante mi vista con su pieza oratoria!… Creció ante mí como un gigante… Tenemos en Raúl un coloso en la defensa de los principios revolucionarios… Si los locos asesinos algún día segaran la vida de nuestro ídolo, de nuestro Fidel… creyendo que sacrificándole se iba a apagar la luz de la Revolución, no saben, no tienen la más ínfima idea del hombre que iba a recoger la antorcha del suelo caída, pues Raúl es Fidel multiplicado por dos en lo que a energía se refiere. Fidel es un poco más flexible, Raúl es acero templado, Fidel es más asequible, Raúl es una máquina de calcular, aprieta la palanca y lo que sale, sale. Fidel es la meta alcanzada con talento, persuasión y personalidad, Raúl es el rayo que apunta el objetivo y lo alcanza sin cavilar, dudar o fluctuar. Frenen la mano los que piensan eliminar a Fidel, pidiendo más blandura en sus leyes revolucionarias. Su sustituto por derecho propio, Raúl, al que seguiremos ciegos los enamorados de esta Revolución, sería más implacable con ellos”.

                                                                                                                           (General Bayo)

 

RAÚL CASTRO SEGÚN FIDEL

 

Yo creo que Raúl es un hombre de cualidades excepcionales. No sé cuánto le habrá perjudicado ser hermano mío, porque hay un árbol crecido y todo árbol crecido siempre hace un poco de sombra sobre lo demás.

Nadie sabe lo que habría podido destacarse Raúl si hubiera tenido las responsabilidades que yo he tenido. Desde el primer momento fue muy serio, muy responsable, muy consagrado, muy comprometido, muy valiente, y eso se demostró desde el ataque al Moncada, porque Raúl todavía no participa en la organización del Moncada, pero ya participa en el ataque al Moncada. Era muy jovencito; si yo tenía 26 años él debe haber tenido 21 - fue en julio, no sé si habría cumplido 22 -, tendría más o menos 22 años.

A él se le manda con un grupo  a una posición muy importante, muy estratégica, que es la Audiencia de Santiago de Cuba. Llegan, toman la Audiencia, desarman, ocupan fusiles, porque esa era una posición dominante; pero en el transcurso de los acontecimientos, ya que los planes no salieron como se habían elaborado - he explicado en “La historia me absolverá” cómo fue todo aquello del Moncada -, una patrulla del ejército logra penetrar en el edificio cuando ya ellos van evacuando y los hacen prisioneros. Raúl muestra una agilidad mental de tigre, reacciona, le quita la pistola al sargento que lo tenía prisionero y hace prisioneros a los soldados.

Fíjate, siendo prisionero le arrebata el revólver al sargento y pone prisioneros a los otros, y gracias a eso escapa de lo que en ese momento habría sido una muerte segura precedida de atroces torturas. No logra al final evadir toda la persecución, y en un pueblo que se llama San Luis lo capturan. Entonces regresa, va preso, y desde ahí empieza a ejercer un papel importante, en virtud de todo lo que hizo en el juicio, actuando ya como cuadro con los demás presos. Atravesamos situaciones muy difíciles, la prisión de Boniato, la prisión de Isla de Pinos, todas esas cosas, y entonces él se va destacando mucho, por todas esas características de seriedad, de responsabilidad, su mente ágil, rápida, su espíritu revolucionario.

Realmente, debo decir que cuando Raúl y yo atacamos el Moncada éramos marxistas, las ideas marxistas-leninistas se las trasmito yo a Raúl, que era mucho más joven, y ya como yo soy estudiante - él estaba en Birán, los estudios los tenía abandonados - lo estimulo a que continúe los estudios, y él entonces está ya en la universidad cuando se produce el ataque al cuartel Moncada. Pero Raúl era también un marxista-leninista cuando el ataque al Moncada, y se destaca en todo ese período.

Después salimos, ya teníamos la idea de lo de México. Uno de los primeros que enviamos para México fue a Raúl, incluso por cuestiones de seguridad, porque ya estaban inventando paquetes, nos querían mezclar en actos terroristas cuando nosotros no estábamos desarrollando ninguna actividad violenta, estábamos solo en una actividad política de denuncia de los crímenes y cosas por el estilo.

Raúl se destaca mucho en todo el período aquel de la organización de la expedición en México, en el “Granma”, y ya él viene como jefe de un pelotón, viene con grado de capitán.

Los dos únicos grupos que llegamos armados a reunirnos otra vez después de Alegría de Pío, sumando siete fusiles, fueron el de Raúl y el mío. Ya está pues en el grupo ese de los siete armados, está en todos los momentos más difíciles de la guerra, y se va destacando, hasta que en el primer semestre del año 1958 lo enviamos a abrir el segundo frente después de la Sierra Maestra; enviamos a Almeida en dirección a Santiago y a él a una zona más distante. Entonces con una fuerza de unos 50 o 55 hombres, buenos soldados, bien aguerridos, inicia la marcha hacia el Este por toda la Sierra Maestra y cruza al Segundo Frente; tenía que pasar por el llano, y es la primera vez que cruzamos por el llano en aquel momento.

Se le asigna un territorio muy estratégico y allí hizo un trabajo extraordinario, se destacó mucho como organizador. Organiza la lucha en aquel territorio, incrementa las fuerzas, tiene una serie de éxitos. Pone orden, porque allí había grupos de bandidos, gente que el mismo Batista había promovido como irregulares para ocupar el terreno, había enviado unos grupos paramilitares haciéndose pasar por revolucionarios.  Él pone orden en todo aquello y desarrolla el Segundo Frente, que adquiere una gran extensión, un gran empuje, libran combates muy importantes a raíz del intento de huelga general en abril de 1958, y libran combates de gran importancia en el segundo semestre de ese mismo año, en vísperas de la ofensiva final.

El primer comandante que sale a abrir un frente fuera de la Sierra Maestra es Raúl, y demostró notables capacidades de jefe y de organizador, un gran sentido de la responsabilidad, mucha firmeza revolucionaria. Realiza un gran trabajo político dentro de los campesinos, desarrolla una influencia muy positiva en todos los cuadros y todos los jefes, y así se fue destacando. Sus méritos y el lugar que él ocupa en la Revolución no tienen nada que ver con el nexo familiar; como Camilo se destacó, como el Che se destacó, como Almeida se destacó y otros muchos se destacaron, por sus méritos extraordinarios y no por ser familiares, ese es, realmente, el caso de Raúl. De manera que su ascenso, su papel en la Revolución, no tiene nada que ver con el parentesco familiar.

Después se produce el triunfo de la Revolución. Se le asignan funciones importantes; a mí me parecía que tenía todas las condiciones para asumir el cargo de Ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, a así es como se le nombra para esa responsabilidad, donde ha desarrollado un trabajo extraordinario de carácter político y educativo, formador de cuadros. Creo que realmente su trabajo es excepcional.

Raúl es un compañero que tiene sus criterios, sus opiniones, su carácter y su forma de ser, y,  por cierto, es un individuo muy diferente de ese Raúl que ha querido pintar la propaganda enemiga. Todo el que llega a conocerlo y a intimar con él se da cuenta de su humanismo, de su gran calidad y de sus sentimientos; se sorprenden de un Raúl que le han pintado belicoso, agresivo, duro, cuando ven los sentimientos de amistad, de cariño y afecto que es capaz de tener por la gente. Y ha sido un gran formador y un gran educador, porque creo que el Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias ha sido la mejor escuela de formación de cuadros que nosotros hemos tenido, con mucho rigor siempre y con mucha exigencia.

En aquellos primeros años en que todos los días se estaban haciendo planes de atentados contra mí, como esa era una posibilidad real, dije: Desde ahora hay que ir pensando en alguien que pueda ejercer las funciones mías. Y consideré, realmente, que la persona que estaba más capacitada entre todos los cuadros para ejercer esas funciones era Raúl, y así lo planteé públicamente porque era una necesidad de los momentos que estábamos viviendo.

Raúl ha sido realmente el segundo al mando de la Revolución en todo este período revolucionario. Yo digo que Raúl no se ha destacado más porque ha tenido la sombra mía, es mi opinión; porque para que la gente se destaque más es necesario que pueda tener el ámbito donde poder demostrar todas sus capacidades o todas sus cualidades.

                                                                                                                           (Fidel Castro)