VIERNES 14 DE DICIEMBRE

 

GRUPO DE FIDEL

Guillermo García llega a la finca de Areviches a la 1:00 de la madrugada del día 14 - Se produce el encuentro con Fidel en el campamento del pequeño grupo de combatientes, cerca del arroyo.

Guillermo explica con cierto detalle las medidas que se habían tomado para recibir la expedición, e informa a Fidel de lo ocurrido hasta el momento. Allí es cuando Fidel conoce quienes son algunos de los expedicionarios asesinados, cuántos han sido capturados, con cuáles han establecido contacto los colaboradores campesinos.

Fidel y Guillermo cambian impresiones sobre lo que debe hacerse. Fidel quiere cruzar de inmediato la carretera de Pilón. Guillermo, en cambio, aconseja esperar, ya que tiene informaciones en el sentido de que los guardias levantarán el cerco al día siguiente. Al cabo, Fidel accede. Ese mismo día Guillermo e Ignacio y Baurel Pérez - hijo y sobrino de Crescencio, respectivamente - acompañan a los tres expedicionarios. Pasan por la finca “La Emilia”, donde descansan un rato, y llegan a La Manteca. En el cañaveral de la finca de Pablo Pérez, debajo de una frondosa mata de mango, deciden acampar en espera de la oportunidad de cruzar la carretera.

Guillermo los deja para buscar comida y seguir en sus gestiones de localización de expedicionarios, y de inmediato Fidel traslada el campamento a una alturita cercana, desde donde pueden observar los alrededores. La desconfianza, uno de los atributos del guerrillero, no lo abandona un instante, incluso en el caso de Guillermo, quien ya se ha identificado como colaborador incondicional y plenamente eficientísimo.

 

GRUPO DE RAÚL

En vista de que el guía sigue sin aparecer, Raúl ordena emprender la marcha solos en la noche del 14.

Se separan de Ernesto Fernández, quien está enfermo y con los pies destrozados. Cruzan el río Toro, dejan a un lado el caserío de Las Guásimas, donde los campesinos han informado la presencia de una tropa del Ejército, y comienzan a ascender a campo traviesa las primeras estribaciones de la Sierra.

“Esperamos hasta las 10 menos cuarto, a esa hora salimos cinco compañeros. Hacía un poco de frío, pero pronto las subideras y bajaderas de lomas que parecían interminables, nos lo quitaría sustituyéndolo con gruesas gotas de sudor. Desconociendo completamente la zona, teníamos que desechar todos los caminos y trillos. […]

Había una luna llena y la noche muy clara, de lo contrario nos hubiéramos metido por una de esas lomas. Por las vegas que pasábamos, Ciro y yo íbamos recogiendo algunas mazorcas de maíz tierno, y así mismo nos las comíamos; increíblemente nos caen de lo mejor. A las doce de la noche hicimos una parada en lo alto de una loma, y a la luz de la luna nos tomamos una lata de leche condensada con medio galón de agua que recogimos en un río que pasamos momentos antes, entre varios bohíos. No sabemos el nombre del lugar.”

Han llegado a la loma del Muerto. Muy cerca, en el callejón y el potrero que van dejando a la izquierda, fueron sorprendidos cinco días antes por una patrulla del Ejército los expedicionarios Luis Arcos, Armando Mestre y José Ramón Martínez.

Continúa narrando Raúl:

“Seguimos subiendo y bajando hasta las 2 de la madrugada, en que completamente exhaustos de cansancio, nos acostamos al lado de un maizal, aprovechando yerba seca que había allí, para hacer un nicho más cómodo que los anteriores. Para provisión de agua, sólo contamos con dos cantimploras y una botella chiquita. Las demás cantimploras de los compañeros se perdieron en el primer encuentro-sorpresa-emboscada que nos dieron. Creo que nos será difícil localizar a F [Fidel] pero lo lograremos.”

 

GRUPO DE ALMEIDA

Almeida, Che, Pancho González y Chao han sido llevados a la casa de Argelio Rosabal en El Mamey. Allí pasan el día sin novedad, descansando y comiendo.

Esa misma mañana, Alfredo González comenta en Corcobao los incidentes ocurridos en su casa el día anterior. Uno de los que lo escuchan informa a los guardias. A las 3:00 de la tarde el Ejército sube hasta la casa de Alfredo, ocupan las armas y saca de la cama a Pablo Hurtado.

La noticia llega a la casa de Argelio Rosabal al anochecer. Argelio le ha avisado a Guillermo García de la presencia del grupo en su casa, y esa misma noche llega Guillermo a buscarlos. Viene de dejar a Fidel en La Manteca, después de haberlo guiado desde la finca de Areviches.

Che sigue comentando en su diario las informaciones que el grupo ha ido recibiendo en cuanto a la suerte de otros expedicionarios; algunos asesinados, otros hechos prisioneros. Sin embargo, apunta:

“De Fidel no hay noticias concretas.”

Al parecer, Guillermo ha querido ser discreto y esperar a que Fidel haga el cruce de la carretera de Pilón, antes de confirmar la noticia de que está vivo y en camino.

Aún de noche, Guillermo traslada a los tres combatientes hasta la casa de Carlos Mas, en Palmarito.

Mientras tanto, Ramiro y Benítez han pasado para la vivienda de Ofelia Arcis, y Camilo a la de Ibrahim. Después que se produce el registro en la casa de Alfredo González, y la detención de Pablo Hurtado, la familia teme que los guardias empiecen a allanar todas las viviendas de la zona. Freddy Sotomayor, hermano de Ibrahim, esconde a Camilo en un pozo ciego y a los otros dos debajo de unos bejucos de guaniquique.