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MIERCOLES 19 DE DICIEMBRE

 

GRUPO DE FIDEL

 

La actividad cotidiana se desenvuelve normalmente en la casa de Mongo Pérez, a la orilla del camino real de Purial. Durante todo el día se mantiene un frecuente tránsito de campesinos, unos a pie, otros a caballo. Algunos se detienen en la tienda de Mongo a comprar víveres y mercancías, a tomar un trago de ron, o simplemente a conversar.

Mientras tanto, a 600 metros de distancia, Fidel, Raúl y los demás expedicionarios que se han reunido descansan y conversan animadamente. Sólo unos pocos vecinos de la zona, gente de total confianza, participan del secreto de que hay allí un grupo de expedicionarios, y muchos menos aún saben que uno de ellos es Fidel Castro.

Al amanecer del día 19 llega Crescencio Pérez, quien viene en respuesta al aviso de su hermano. Llega acompañando por Calixto Morales, quien se queda a partir de ese momento con sus compañeros. Posiblemente haya sido ese mismo día, bien temprano, cuando Mongo parte hacia Manzanillo y Santiago de Cuba, enviado por Fidel para comunicar su llegada a Cinco Palmas a Celia, Frank y demás dirigentes clandestinos del Movimiento en esas ciudades, y trasmitirles las orientaciones necesarias.

Ese día Raúl anota en su diario:

El día de ayer, las peripecias, coincidencias y detalles, obras todas del destino, que nos trajeron a unirnos a estos compañeros, necesito un capítulo aparte que será redactado en el futuro.

Como todos los días, aparece Severo Pérez trayendo el desayuno, el almuerzo y la comida. A veces lo acompaña su hijo Omar. En una de estas ocasiones, el campesino carga tres cubos repletos de arroz, viandas y carne.

-Cuando triunfe la Revolución –le dice Raúl entre risas-, le vamos a hacer un monumento a usted cargando esos tres cubos de comida.

Los efectos del banquete el día anterior en el cafetal de Hermes Cardero, duran todavía. Al final de las notas correspondientes a este día, Raúl escribe:

Ese día lo pasé bastante mal por la maleza de estómago y un dolorcito interior en el costado izquierdo bastante molesto. Apenas comí por la noche; primer día sin apetito.

 

GRUPO DE ALMEIDA

 

El día 19 también transcurre sin incidentes notables para el grupo de Almeida. Llevan ya dos días escondidos en la finca de Perucho Carrillo, recibiendo todo tipo de atenciones por parte del campesino y algunos de sus vecinos.

Por la noche, inician la marcha en busca, una vez más, de la carretera de Pilón. Los acompañan Carlos Mas, Eustiquio Sosa y Ricardo Pérez Montano.

Antes de la medianoche llegan a la vía, a la altura de un lugar conocido por el nombre de Los Raíles. En ese punto la vieja carretera irrumpe entre dos lomas que caen perpendicularmente sobre el terraplén.

El grupo se detiene unos minutos para observar si hay algún movimiento sospechoso. Almeida es el primero en pasar, y después se queda junto al bordillo para proteger el cruce de los demás.

Siguen caminando toda la noche en dirección a Las Cajas.