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VIERNES 21 DE DICIEMBRE

 

En la madruga del día 21 se produce al fin el esperado encuentro de los combatientes del grupo de Almeida con Fidel y los demás expedicionarios que están reunidos en la finca de Mongo Pérez. Ya son quince los sobrevivientes de la epopeya del “Granma” que se han reunido dispuestos a continuar la lucha: Fidel, Raúl, Almeida, Che, Camilo, Ramiro, Ciro Redondo, Faustino Pérez, Efigenio Ameijeiras, René Rodríguez, Universo Sánchez, Calixto Morales, Pancho González, Reynaldo Benitez y Armando Rodríguez. Rafael Chao, del grupo original de Almeida, anda con Guillermo localizando armas, y otros dos –Calixto García y Carlos Bermúdez- están en Manacal esperando la orden de Fidel para incorporarse. Hay más expedicionarios en camino, que se unirán varios días después.

Pero el 21 de diciembre, al reunirse quince combatientes del “Granma” con la llegada del grupo de Almeida, sólo hay siete fusiles. En medio de la alegría del encuentro, Fidel tiene palabras muy duras al enterarse que los seis nuevos hombres vienen desarmados, y, sobre todo, que las armas se han perdido.

-No han pagado la falta que cometieron –expresa Fidel-, porque el dejar los fusiles en estas circunstancias se paga con la vida; la única esperanza de sobrevivir que tenían en caso de que el Ejército topara con ustedes eran sus armas. Dejarlas fue un crimen y una estupidez.

En las notas escritas ese día Raúl apunta:

Serían las 4:00 a.m. cuando aparecieron […] Almeida, Benitez, Pancho, Camilo Cienfuegos y el Che Guevara, uno de los más valiosos compañeros. Abrazos y las mismas escenas anteriores de interrogatorios e indagaciones sobre los ausentes. Venía también mi inseparable amigo: R. Valdés.

Como a las siete nos trasladamos para un cafetal más grande como a 300 metros del anterior. Un arroyo pasaba cerca. Los compañeros llegados hoy presentan el mismo [aspecto] de nosotros hace unos días, cansados y desnutridos. Nos mataron un lechoncito que comimos en fricasé. […]

Ya se vislumbran más esperanzas. Somos 16 contando al H. [se refiere a Crescencio Pérez], aunque no todos están armados, ya que los últimos sólo traían una pistola ametralladora. El Che, muy mejorado hasta ahora, tenía esta noche –por falta de medicinas- un ataque de asma. Oímos disparos lejanos. Nuestro servicio de información investigó que dos soldados borrachos los dispararon al aire.

Anoche nos trajeron una cena de panyqueque y café, cigarros y tabacos. Estuvimos conversando y haciendo planes para el futuro. Ya era hora de que nos fuéramos de esta zona, pero estamos esperando más gente nuestra.

Che, por su parte, anota:

Pasamos el día en espera de armas que tienen que llegar. […] Me da un ataque de asma y paso mal la noche.